6/08/2005

Los hermanos siameses




Chang Chun y Eng In nacieron en mayo de 1812 (Algunos historiadores señalan su nacimiento en 1811) unidos por una banda cartilaginosa de algunos centímetros, aunque podían hacer una vida perfectamente normal, dentro de las limitaciones funcionales de su deficiencia.
En América y Europa fueron examinados por famosos doctores que no creyeron posible una operación para separarlos. Casados en 1843, tuvieron respectivamente diez y nueve hijos perfectamente normales. Exhibiéndose públicamente reunieron una importante fortuna en los Estados Unidos hasta que Chang quedó paralítico a los sesenta años. Cuatro años después murió, y sin una causa conocida, su hermano duró sólo tres horas más que él.
Su caso se hizo tan célebre que dio nombre a la deficiencia que padecieron
Fueron concebidos en 1811 en el reino de Siam, donde un supersticioso soberano indultó la pena de muerte que pesó sobre ellos con tan sólo seis años.
El apodo “siamés” para nombrar a un gemelo unido recíprocamente a su hermano nace de Chang y Eng, los que pueden ser considerados los gemelos siameses más famosos de toda la historia, y que nacieron (como su apodo lo señala) en Siam (hoy Tailandia).
A los 18 años, en 1829, los mencionados hermanos unidos por el tórax decidieron aceptar la propuesta del capitán Abel Coffin de viajar a los Estados Unidos, a cambio de una modesta suma de dinero que permitiría a su madre sobrellevar la ausencia.
Con el capitán Coffin como representante artístico, Chang y Eng comenzaron en Boston lo que sería una gira circense que recorrió ese país anunciando la llegada de “Los dobles muchachos siameses” (The Siamese Double Boys). La gira luego prosiguió por Inglaterra, en donde el binomio no dejó lugar sin presentarse, y hasta llegó a hacerse un lugar en los divertimentos de la familia real. Pero en Francia no pudieron ingresar; los detuvo el temor a que las embarazadas que asistieran al espectáculo tuvieran hijo“siameses”.

Finalmente, Chang y Eng decidieron regresar a Estados Unidos, romper contrato con su representante y sentar cabeza(s). En un pequeño pueblo de Carolina del Norte, ya con 40 años y tras haber adoptado el apellido Bunker, los siameses contrajeron matrimonio con Adelaide Yates y Sarah Anne... Yates, su hermana.
Los años por venir traerían un total de 21 hijos y, para mantener esa familia tan numerosa, los hermanos debieron volver a salir de gira, una gira que habría de llevarlos de nuevo al viejo continente.
A mediados de enero de 1874, más precisamente el 17 y ya de vuelta en Carolina del Norte, algo despertó a Eng en mitad de la noche: su hermano Chang había muerto. A las pocas horas, Eng corrió la misma suerte.
El cuerpo de los “gemelos siameses” fue llevado al Colegio de Médicos de Filadelfia, y luego al Mütter Museum, donde los doctores Harrison Allen y William H. Pancoast efectuaron la autopsia que determinó que Chang murió de un accidente cerebrovascular, pero que nada dijo de cierto con respecto al deceso de su hermano.
Para la estudiosa del tema Laura Beardsley, “Chang y Eng no sólo introdujeron el término siamés en nuestro lenguaje, sino que también cambiaron la forma en que la sociedad veía a los gemelos unidos recíprocamente y a todos aquellos con diferencias físicas profundas. Ellos probaron que aquellos que eran diferentes podían llevar vidas normales: trabajos, esposas y una familia saludable”
Lo que no queda claro es si ser el número vivo de un circo, en razón de esas “diferencias físicas profundas”, puede ser considerado llevar una vida normal.
Para leer acerca de ellos recomendamos:
"Chang y Eng": los primeros hermanos siameses.


Darin Strauss rescata una historia que supera la ficción puesto que ha escrito en Chang y Eng una extraña novela basada en la verdadera historia de Chang y Ens Bunker, los primeros hermanos gemelos registrados que nacieron unidos por el estómago y que dieron origen al término siameses.


Dos hermanos muy distintos. Chang, ordinario y vulgar. Eng, culto y exquisito. Tuvieron que vivir juntos, desde su nacimiento en 1812 hasta su muerte, en 1874.
Novela y no historia, porque la vida de estos primeros siameses está, con ser relativamente reciente, llena de leyendas. Esta realidad ha hecho que Darin Strauss no tenga inconveniente en inventar situaciones y personajes que hacen de esta novela una narración impresionante. Es cierto que se casaron con dos hermanas y que tuvieron, entre los dos, veintiún hijos. Pero los detalles de esa insólita relación se prestaban a lo novelesco y Strauss ha sabido aprovecharlos. Hace que la historia sea contada por Eng, el siamés culto, que da a la narración un tono delicado y sincero, a pesar de las situaciones, nada comunes, que ha de relatar. Novela ingeniosa, donde el autor aprovecha la doble personalidad de los protagonistas para hacer reflexiones de todo tipo, casi siempre en boca de Eng.

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