6/07/2005

Thailandia sexualidad y belleza

Tailandia sexualidad y belleza

Nuestro país se caracteriza por ser cultor de la belleza en todos sus aspectos, tanto así que existen infinidad de concursos de belleza anualmente, Miss ‘Tiffany’ (transexual), Miss ‘Jumbo’ (más de 80 kg), Miss ‘Banana’, Miss ‘Cobra’, cualquier cosa vale para organizar un concurso de belleza. Reservado a las mujeres de más de 80 kg, el concurso Miss Jumbo “Universo”, que se celebró en un parque de elefantes ante la mirada de millones de espectadores en todo el país, eligió a Thanchanok Mekkeaw, estudiante de ciencias políticas de 25 años que a pesar de sus 182 kg no tuvo ningún problema en desfilar en traje de baño.

Miss Tiffany, que también tiene la etiqueta “Universo” es uno de los acontecimientos del género más apreciados en el país, y su Miss transexual suele ser el alter ego de la mujer, Miss Tailandia.

Hay concursos de belleza para todas, incluso las menos jóvenes, como el Miss “Solterona”, reservado a las solteras de más de 28 años.El pasado 31 de Mayo se celebro el certamen de miss Universo y fue uno de los espectaculos con mayor audiencia en el mundo
Los tailandeses gastaron en 2003 unos 695 millones de dólares en productos cosméticos, una cifra que va en aumento año tras año.

Tres de las cuatro revistas más vendidas en el reino están consagradas a la apariencia femenina, una pasión que data del nacimiento de la prensa especializada. Aunque ya en las antiguas cortes reales, las danzas, espectáculos y procesiones religiosas reunían a los más bellos y bellas del país.
Dos tailandesas han sido coronadas Miss Universo y las dos han conocido la gloria. Incluso los títulos más modestos atribuidos en concursos de menor reputación abren la vía a contratos de modelo o actrices, lo que lleva a muchas jóvenes a presentarse.

Esta particularidad, que Tailandia se reconoce como uno de los países más tolerantes de Asia en cuanto a sexualidad, trae aparejado que sea conocido como el país con mayor población transexual "katoeys" del mundo. Teniendo en cuenta la falta de datos exactos, parece que sólo en Bankok viven más de 10.000. Otro dato curioso es que es el país donde se realizan más operaciones de cambio de sexo, sobre todo, de implantación de pecho y cambio de órganos genitales: cerca de 1.500 al año.
Algunos travestis y transexuales se han convertido en celebridades del mundo de la moda, el cine o el deporte, pero para la mayoría, la prostitución en zonas rojas continúa siendo la única salida.

Parinya Charoenphol la historia

Parinya Charoenphol nació en 1982 en la pobre Tailandia rural, cerca de la norteña ciudad de Chiang Mai. Desde niño deambuló con su familia de provincia en provincia en busca del cazo con arroz diario y, durante un año, llegó a vivir una vida absolutamente tranquila como monaguillo en un monasterio budista. «Aquello no era lo mío. Siempre me sentí niña, chica, mujer», asegura ahora mientras se fotografía junto al cartel de la película Beautiful boxer. «Pelea como un hombre para convertirse en una mujer», dice el mensaje promocional, resumiendo las desventuras de esta joven de 20 años.



Parinya lanzó su primer gancho a los 11 años, cuando varios chicos de su edad se burlaron de su feminidad para terminar pagando la osadía con varios moratones. El entonces escuálido adolescente pensó que quizás fuera así, a golpes, como podría lograr su objetivo de convertirse algún día en una mujer.

El boxeo tailandés, o Muay Thay, es el deporte nacional. Miles de niños ven en el cuadrilátero la única esperanza de salir de la miseria y hacer carrera en uno de los deportes más violentos del mundo. «Sólo como profesional del boxeo podía lograr el dinero para operarme. Lo pasé muy mal porque al hacerme más fuerte, y con cada victoria, me sentía más hombre y veía mi sueño alejarse un poco más», explica la conocida como boxeadora perfumada o Rocky de Tailandia.

Tras años de duro entrenamiento y peleas en pequeños tugurios de provincia, Parinya logró con apenas 16 años el objetivo de llegar a la capital, Bangkok, y comenzar a luchar con los mejores.No le hizo falta lanzar ningún directo al mentón para ganarse la atención del público y convertirse en el gran acontecimiento nacional.

Las fotografías de su aparición en el ring con los labios pintados y una gruesa capa de maquillaje coparon las portadas de todos los periódicos el día de su estreno. Su progresiva transformación se aceleró con cada victoria: una melena más larga, pantalones cortos cada vez más ajustados, corpiño, perfume de mujer y, finalmente, una negativa a desnudarse durante la tradicional ceremonia en la que los contendientes se pesan antes de los combates.«En aquella ocasión se marchó llorando porque no quería que le vieran desnudo. Fue un escándalo porque se trataba del momento en que los boxeadores deben mostrarse como machos antes de la pelea», explica el director de Beautiful boxer y biógrafo de Parinya, Ekkachai Uekrongtham.

Perder con aquel púgil vestido de mujer y con maneras afeminadas se convirtió en una humillación para el resto de boxeadores.La posibilidad de ser enviados a la lona ante las cámaras de televisión les aterraba y Parinya se aprovechó de ello haciendo precisamente eso, tumbarlos a todos, uno a uno, para reafirmar su condición. Peleando en la categoría de los 59 kilogramos y con 1,72 metros de altura, el Rocky tailandés ganó 18 de sus siguientes 22 peleas por KO, incluida una histórica victoria sobre el campeón danés Dennis Datrat en 1998. «Cuando empezaba la pelea no podía permitirme ser tímida o dejarles acercarse demasiado a mí. Era peligroso. Por eso siempre empleé la cabeza más que la fuerza», asegura Parinya al hablar de su táctica durante los combates.

"Mujeres" de acero



La película tailandesa Mujeres de acero, que arrasó en las taquillas de toda Asia, cuenta la historia real del equipo de voleibol femenino que ganó el título nacional en 1996. Todas sus miembros eran katoeys procedentes de familias pobres que «combatieron los prejuicios y las dificultades para llegar al triunfo». Las representantes de la provincia de Lampang también se quedaron sin título tras las quejas del resto de los equipos femeninos.

Las protagonistas de la historia se convirtieron, al igual que Parinya, en estrellas. Dos de ellas representan en la película sus papeles en la vida real. Cuentos con final feliz como el que narra Mujeres de acero han servido para que los transexuales tailandeses tengan un reconocimiento que no podrían ni soñar en Occidente, aunque su posición en la sociedad sigue siendo marginal.

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